Ultra Fiord 2015, mis largos 114km.
Nada de lo que hice hasta ahora se compara a la Ultra Fiord. Yo quería exigirme más, pasar de los 80 para los 100km, pero lejos eso se volvió el deafío deportivo más grande que ya enfrenté.
Amaneció el viernes y un poco menos de 50 corredores largamos, los primeros 5km fueron de pasto y tuve el gusto de acompañar a dos de las embajadoras de la corrida, las norteamericanas Britt Nic Dick y Krissy Moehl, quien ya venció en el Mont-Blanc, era un ritmo fuerte para mí, pero hasta que el barro no apareció pude estar atrás de ellas, rápidamente cruzamos un rio con agua hasta la cintura dictando lo que sería trivial en las próximas 28 horas, pies mojados.
El recorrido se puso lento y las dos continuaron, poca corrida y barro hasta las canillas, después de 3 horas me di cuenta que el frío podría complicarme, las manos estaban duras, sin fuerza y el cuerpo helado, como el comienzo fue más acelerado terminé sacándome el rompe viento, pero no me di cuenta que el frío me fue dominando de a poco, a tiempo de evitar una hipotermia me detuve para ponerme otro abrigo y el rompe viento y me sentí mejor.
Con más de 5 horas llegué al punto de control del km 29 al pié de la montaña, tomé sopa y disfruté algunos minutos mientras sacaba mi bolsa de comida para reabastecer la mochila ya que solo encontraría otro punto dentro de varias horas. Un glaciar monstruoso nos observaba de cerca y soltaba avalanchas con ruídos de truenos asustadores, paré en el lago para sacar una piedra que me molestaba más que todo el barro que cargaba hace horas.
Seguí firme montaña arriba sin sendero marcado, apenas siguiendo las marcas de la corrida, era una caminada lenta pero constante, pasé la neblina hasta poder ver el tamaño real de las montañas con hielo eterno que me rodeaban, esa vista hacía que el esfuerzo valiera la pena, sin tener que pensar mucho en la respuesta cuando me preguntan porqué corro, fueron más de 2 horas subiendo hasta llegar al glaciar, caminar en la nieve con zapatillas era muy resbaladizo y el bastón facilitó esta tarea, el esfuerzo parecía interminable, pero yo todavía lo disfrutaba, ya que era algo que nunca había hecho. Fueron 3 lentos kilometros más en la nieve con derecho a tratar de esquiar en la bajada, valía ir sentado también.
En la bajada encontré al segundo colocado de las 100 millas, mi tocayo Enzo Ferrari, seguimos juntos por un tiempo y cuando empezó a oscurecer él aceleró su paso y nos separamos. Pasé por el control del km 45 y encontré a la fuerte corredora argentina Sofi Cantilo que acababa de abandonar por lesión (llegaría al hotel 24hs después) corrí varias horas concentrado siguiendo las marcas, pero de repente veo dos linternas en la dirección contraria y me preguntan porqué estoy yendo en contra mano, me quedé atónito por algunos segundos tratando de entender como había estado yendo para el lado equivocado si estuve todo el tiempo siguiendo las marcas, 10 minutos después estabamos en el punto del km 58 eran 23.30 de la noche y descubro que Enzo había pasado por ahí una hora más temprano, esa noticia me desmoronó. Incluso más rápido no daría tiempo para que abriera una hora de diferencia y eso me hizo pensar por un buen rato en cuánto había estado esforzándome para ir hacia el lado equivocado. Pude volver mentalmente a la corrida por un tiempo, hasta corriendo más rápido que antes, pero de nuevo me vi solo en el sendero, crucé varias veces el mismo rio a veces subía otras bajaba, intenté estar atento a pequeños detalles como ese para estar seguro de que estaba yendo hacia el lado correcto, descubrí que mi zapatilla estaba rajada y la duda sobre el camino tomaba proporciones que escapaban de control, minutos parecían horas y pensaba en que haría si encontraba de nuevo el km 58 o si encontraba a Sofi en el 45. Incluso sabiendo que es normal perderse en corridas de montaña, en este momento, esto talvez sería determinante para que desistiera.
Finalmente veo a alguien que estaba yendo para el mismo lado que yo, menos mal, empiezo a seguirlo, lo único que quería en aquel momento era correr con alguien más, aunque tuviera que acelerar un poco el ritmo, era un venezolano que vive en Santiago llamado Alvaro, le pedí sin vergüenza que no me dejara para atrás porque mi mente no estaba jugando a mi favor, atrasando un poco su paso me esperó, los senderos llenos de barro nunca nos dejaron y a las 3 de la mañana llegamos al km 70 donde otra bolsa y otra cocina con comida me esperaba, comí un plato de pasta con carne, sopa, café y me quedé ahí una hora, había decidido que si me quedaba más tiempo ahí esperando correría menos de noche y más durante el dia iluminado, me faltaban 44km para completar los oficiales 114km de corrida, a partir de este punto era calle de tierra, le agradecí a Alvaro y me despedí diciéndole que me encontraría más adelante ya que yo continuaría lento, estaba cargado con comida, el próximo punto de control sería recién en el km 93. Cerca del km 72 la linterna apunta para 4 ojitos brillantes a un costado del camino, dos zorros, yo no sabía si atacaban humanos o no, seguí mi camino y uno de ellos también decidió seguirme, traté de espantarlo sin exito, corrí fuerte como si fuera el principio de la corrida y el zorro seguía atrás, me detuve y levanté los brazos, finalmente se fue y volví a correr como que ya había corrido 72km, bien lento. A esta altura podía correr despacio y caminar rápido, así seguí hasta que Alvaro me alcanzó de nuevo y en el puesto del km 93 nos separamos otra vez, él estaba más entero, me quedé unos 15 minutos en el puesto, tomé sopa, ya había amanecido y ya llebaba más de 24 horas de corrida.
Partí para los últimos 20km con dolores fuertes en los tobillos y sin capacidad de caminar rápido, por más que pensara en llegar rápido para avisar a la familia, no podía ir más rápido, eran líneas interminables de camino de tierra hasta alcanzar el asfalto que llebaba a Puerto Natales, esos últimos 6km, como un sprint final, pude volver a correr, la gente en los autos tocaba bocina y alentaban, eso ya era suficiente para emocionarme, no podía filmar y la voz me temblaba, el auto de la policía me escoltó el último km, me sentía como si fuera el primer colocado, la llegada fue tan emocionante como las últimas 28 horas, condensada de buenos y malos momentos, pero sin duda es algo que nunca voy a olvidar, pude completar no cualquier 114km, que ya era bastante, si no los 114km de la edición inaugural de la Ultra Fiord.
Enzo Amato
6 ideias sobre “Ultra Fiord 2015, mis largos 114km.”
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Sensacional esta corrida e o seu relato! No final do ano passado quando soube dela me deu uma vontade danada de ir, mas o primeiro semestre ainda não dava para eu treinar o suficiente para chegar em condições de fazer uma boa corrida. Mas pela dureza e beleza da corrida fica com certeza para uma próxima! Parabéns pela prova!
Ligia, pode se preparar, vale a viagem. Em breve vou fazer um texto com dicas de logística para essa prova, ter mais um tênis e pelo menos 2 pares de meias podem fazer muita diferença. O vídeo vai te deixar de queixo caído, aguarde!
Obrigado e espero que possa ir ano que vem.
Abraço.
Enzo que alegría al leer tú relato y comparto contigo la idea que fue una prueba de fortaleza y tezón,más que una Ultratrail……………yo cruce la meta con 29:35 y también lleno de emoción,fue ahí cuando me dí cuenta lo que había logrado………….
ya que para mí la UltraFiord nunca fue una competencia,(no soy Atleta)por lo que la distancia era inalcanzable!!! Yo me prepare para vivir un viaje al mágico mundo de los Fiordos y fue lo que experimente en todo momento.
bueno a la distancia un abrazo fraterno y espero que nos veamos en UT Torres del Paine en Septiembre!!!
Excelente y fiel relato, cargado de detalles que por suerte para quienes tuvimos la oportunidad de vivirlos, serán inolvidables !!!!
Gracias Timo, la primera edición era simplesmente rumbo a lo desconocido. Será sin duda inolvidable!
Abrazo.
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